domingo, 15 de mayo de 2011

Y si hay que pasar paso de las tardes de domingo, de los encuentros sin motivo, de los motivos sin indirectas, de madrugar los lunes y de besar el santo. Paso de leer emociones y de no encontrar explicación a lo pasajero, ni a lo eterno. Paso también de las miradas enloquecidas que asesinan limpiamente, paso de las guitarras sin canciones, de los libros sin poesía, de las piernas ajenas y de las uñas que muerden. Paso de tu culo, paso de mi ser, paso de no saber qué, y de sí saber para qué. Paso de palabras, de gestos, de sueños frustrados, de vidas sin amor, de sombras sin estrellas. Paso de pensar si fui, si era, si no fui, o si no era. Paso de escribir, de contarme, de caricias, de elecciones, de horrores, de camas, de muelas, y sobre todo, de las tardes de domingo.